En esta novela Fallas aborda el tema de la pobreza rural y denuncia las pésimas condiciones laborales de los trabajadores de la Hacienda Pejibaye, en Turrialba, y de los mineros de Milla 48, al tiempo que nos va narrando una historia de amor. Soledad, joven quinceañera, consentida pobre y muy guapa, es pretendida por tres hombres Felipe, Juan Manuel y Jerónimo.
Desde el título, la novela deja muy clara la división de clases que se da en estos lugares: por un lado, encontramos a la peonada, los trabajadores encargados de las labores más duras, y por otro lado, a los capataces, jefes, administradores, contratistas y sus respectivas familias. Estos últimos se consideran a sí mismos «gente» de verdad, mientras que ven a los trabajadores como gentuza o gentecilla. Los peones se cuestionan quién es la verdadera gentecilla, pues son testigos de los comportamientos reprochables de sus superiores y las familias de estos; aunque en el relato no se oculta el hecho de que entre la peonada y los campesinos también hay gente indeseable.
La reflexión que Calufa plantea nos lleva a preguntarnos quién es la verdadera gentecilla: ¿la clase trabajadora por el mero hecho de ser pobres?, o ¿la gente del Otro Lado, incapaz de amar al prójimo a pesar de llamarse a sí mismos cristianos?
Ruth Cubillo Paniagua