El genio Aldebarán cuenta una misma historia que se repite sin cesar y que, sin embargo, cambia cada vez que la cuenta: un hombre espera junto al río… Esta espera es dramática y sorpresiva.
Aldebarán le habla al perro Diógenes, el cual será algo más que escucha.
Diógenes (como lo fue su antecesor Perropinto, en la novela El genio de la botella) es astuto y pícaro, y cómplice de todos los relatos que narra Aldebarán.