Allá está, en San José de Costa Rica, con su barba blanca bien peinada y su mirada de asombro. A pesar de los centenares de páginas escritos en prosa, solo cree en el amor de la poesía, la única que no lo ha decepcionado. “Tengo cincuenta años escribiendo”, dijo esta semana, “y me ha sido fiel, yo también a ella”.
Alfonso Chase se deja querer y asiste a los sitios donde lo convidan, pero siempre tiene las bridas en las manos: “A veces uno no puede hacer más de lo que le tocó: somos poetas centroamericanos y costarricenses. No nací en París, Casablanca o Moscú. Nací en Cartago, viví en Hatillo, pertenezco a la clase media baja. Eso me determinó una relación diferente con la poesía. Me ha servido para limpiar mi palabra y limpiar mi espíritu. Si uno, a los 71 años, no tiene una relación alquímica con la poesía o con el arte no ha hecho nada”, dice el poeta.
Raúl Rivero