La literatura de Hugo Rivas Ríos mezcla un estilo preocupado por la melodía con un ojo clínico para analizar el mundo circundante y el mundo interior. Este libro de cuentos —cuya publicación fue interrumpida por su muerte en 1992, pero ahora es rescatada por la labor de la ECR y EUCR— no es la excepción. De esta manera, Rivas hace música de cuestiones tan dispares como lo son el genio creativo de los seres humanos, las amistades narcisistas y pintoras, sexo en cuartos sucios hasta la médula, hermanas desterradas al trabajo entre los campos o, por ejemplo, de un coyote herido bajo la lluvia. La forma de construir tan particular de estos textos exige lectores atentos pero a cambio ofrece una cantidad inmensa de lecturas. Lo de Rivas es un virtuosismo con el oído, con la vista, con el pensar; rehúye de cualquier facilismo para golpear de manera avasalladora. En definitiva, El salto oculto es una ventana para volver a encontrar a un autor que el tiempo se llevó demasiado temprano.