La palabra poética de Ronald Campos se ha caracterizado por ser un parteaguas en la lírica costarricense contemporánea al constituirse como una de las primeras voces en poetizar abiertamente la homosexualidad y el homoerotismo. Con su nuevo poemario, inaugura una nueva línea en la poesía al visibilizar un hecho histórico en el país: la adopción del primer adolescente por parte de un matrimonio del mismo sexo.
Este libro se levanta como un canto a la vida, al hijo bienvenido, mientras conduce al lector por los caminos de la ensoñación y de las posibilidades de un mundo nuevo de acuáticas transmutaciones verticales.
«El poeta nos interna por nuevos senderos discursivos fundadores de otras realidades filosóficas y sociales, creadores de una suprarrealidad, de una poesía humanista, abriéndose paso hacia la más potente de todas las polaridades míticas: hacia una paternidad maternal. ¿Habrase visto mayor plenitud?», María Amoretti.