Estamos ante la movilidad de un trasatlántico que es, al mismo tiempo, una brújula inmóvil. Cada una de sus secciones ilustra gráficamente esta metáfora: al norte, la proa (“De las primeras migraciones”); al sur, la popa (“Hijos del trópico”); al este, el estribor (“De la reconquista”) y al oeste, el babor (“De los años de vejez”). La invitación al viaje que propone este trasatlántico se convierte, de este modo, en una invitación a la lectura: el espectáculo de una voz que nos revela en voz baja los avatares de su memoria.
EDUARDO CHIRINOS