La vida canta en todas partes. Y eso lo saben muy bien los insectos, el viento, las aves y hasta la lluvia, quien lleva a cuestas junto al sol, una gran responsabilidad en ese campo. Si supiéramos lo hermoso de esa canción, estaríamos más atentos a cada nota que nos la anuncia y no nos perderíamos detalle de todo el concierto.
Pero estamos a tiempo, todavía hay tiquetes a la venta. El único requisito para ser parte de tanta maravilla es mirar hacia adentro y abrir el corazón a la sorpresa, al asombro, a la imaginación.
Solo así podremos cantar nuestra propia canción de vida.