“En su libro hace calor, hace ternura y hace lágrimas. El hombre, la mujer y los güilas no se han movido de las bajuras del Barranca, la finquilla y el potrero, la saca o la carreta, no hanse visto obligadas a hacer una dificultosa trasplantación climática para llegar a la vitrina de las librerías; el libro ha subido las cuestas, ha aguantado las lluvias y ha sudado en la planicie para llegar hasta ellos”.