"Roberto Cambronero es un autor que arriesga en imaginación y suposiciones en este envolvente drama donde recrea los últimos días del papa Julio III, quien nombró a su amante, Inocencio Ciocchi del Monte, como cardenal, un mozalbete callejero. Se trata quizás de un pobre moribundo que no cesa en controlar el objeto de su amor, o su lujuria, en la etapa final de su vida, con un desvelo impropio de un hombre de su estatus. Si el joven cardenal es analfabeto y sin ilustración teológica, el papa es una veleta con toda la pompa de un personaje de su investidura. Hasta los fantasmas de Lutero y de San Constantino I lo cuestionan en lo que parece un enfrentamiento con su propia consciencia. Los personajes se mueven como sierpes astutas en el Palacio Apostólico, implacables observadores de su hundimiento. El autor logra penetrar con una audacia perturbadora en la mente del hombre que ha hecho de su deseo una razón indomable por encima de cualquier otro significado.
Cómo Julio III quedó ciego y por qué su sobrino Inocencio no perdió el apetito es una pieza dramática escrita con brillantez y conocimiento abundante del contexto político-religioso. Actualiza la persistencia de la perversidad humana, indiferente a las jerarquías, ¿y por qué no?, nos logra perturbar por los distintos sentimientos que nos despierta el destino del triste papa."