Todos los caminos que andamos son como la vida misma: comenzamos ingenuos e ilusionados, avanzamos con energía y optimismo, y a pesar de que a veces estamos convencidos de no poder continuar más o querer devolvernos, siempre tenemos una razón para seguir adelante.
Aprendemos que lo realmente importante es el trayecto, cómo se vive y cómo se siente. Esta es la misma experiencia de visitar el Parque Nacional Chirripó: sin importar cuantas veces hayamos subido, cada sendero nos llena el corazón de cantos y recuerdos grabados en el alma, tal como sus indios esculpidos en la piedra.